lunes, 17 de junio de 2013

EL "DÍA DEL PADRE", SIN PADRES, EN EL PENTA


Este domingo celebramos con mis muchachos del penta realizar el "Día del Padre", pero solamente 3 papás y 2 mamás llegaron. 

Les dije que mis muchachos que esto que ven en el grupo ocurre en todo el país. 
"No se preocupen muchachos, los papás que estamos acá, la haremos de papás de todos y jugaremos con todos ustedes. Pero vean que al final ustedes tendrán la enorme oportunidad de cambiar el curso de las cosas. No les gusta su entorno, lo sé, pero no podremos transformar a sus padres, pero sí transformar las cosas para que ustedes sean diferentes, por eso están en el penta, para ser fuertes y vencer esos obstáculos y no culpar a la vida de sus fracasos, porque en el penta no hacemos fracasados, sino todo lo contrario, hacemos gente que lucha para alcanzar las metas por encima de las circunstancias". 

"Reconozco pertenecer a una generación de padres que hemos fallado, que no dejamos atrás la adolescencia y nos creemos jóvenes aún dejando atrás esa gran tarea que nos dio Dios de ser padres. Somos una generación de padres fallidos, no son ustedes una generación de jóvenes malos. Todos los jóvenes son buenos, nacieron buenos, hasta los que están en las garras de la delincuencia son buenos, pero con malos padres. En estos días, la mayoría están sumergidos no solo por las debilidades, sino por la búsqueda del poder. 

Todos se pelean por la chuleta, se forman grupos que se enemistan entre sí. 
Por eso, porque son débiles y se aferran a la ilusión del poder como vía de pronto acceso al la economía, como la gente débil igualmente busca otra ruta fácil que es la delincuencia. En el penta hacemos gente fuerte, no débil, por eso un servidor ha rechazado constantemente cargos públicos, este mes rechacé una regiduría primera en Paso del Macho y otra en Córdoba, porque no es el poder lo que buscamos, sino cumplir con la misión que tenemos, como la de hoy, de apoyarles a ustedes en su soledad para que no sea débiles y no tengan un día que andar detrás de nadie oliendo sus gases para poder sobrevivir". 

Luego de eso, jugamos entre todos, convivimos.Posteriormente les realizamos la prueba de la confianza, de ponerse un paliacate en los ojos, caminar sin ver por todo el parque y repetir que me tienen confianza absoluta, niños de 5 a 16 años, que sin ver se lanzaron al vacío de un metro de alto, sin saber que los estaban esperando para atraparlos en el aire. Esa satisfacción me da a entender que no estoy errado, cuento con mi tropa y ellos cuentan conmigo. Son niños de acero, un día serán buenos ciudadanos.

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